Esta, más allá de aludir al conjunto de técnicas necesarias para la producción de alimentos, es una expresión de identidad y conexión con la naturaleza que se refleja en la diversidad de saberes transmitidos entre generaciones, los conocimientos ancestrales sobre el manejo de los recursos naturales y las distintas maneras de cohabitar el territorio.
A través de la agricultura se preservan tradiciones arraigadas que crean vínculos profundos entre las personas y su entorno. En Santa Elena hay cultivos de hortalizas, papa, mora, frutas, hierbas aromáticas y flores, entre otros productos, asociados sin duda alguna, a unas dinámicas constantes de de transmisión de conocimientos y protección e intercambio de semillas nativas.